¿Tú también eres “adicto” al pádel? Tranquilo, no estás solo
El pádel ha llegado para quedarse. Cada vez más hombres, mujeres y niños se suman a la práctica de este deporte.
“Mamá, quiero apuntarme a clases de pádel”. El día que mi hijo de ocho años me dijo rotundamente que no quería apuntarse a fútbol, si no que quería aprender a jugar al pádel, lo primero que pensé es que se había vuelto loco. “El pádel es un deporte de ricos”, le dije. A mi mente sólo venían imágenes de personalidades de rancio abolengo con sus calcetines subidos hasta arriba y sus palas a medio camino entre las raquetas de tenis y las palas de pingpong ¡Qué equivocada estaba!
Según el Anuario de Estadísticas Deportivas 2016 realizado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte el pádel es uno de los deportes que mayor crecimiento ha tenido en España en los últimos cinco años, un 3,7%. Además, el pádel es el cuarto deporte elegido por el público femenino como práctica semanal y su práctica se sitúa, tanto entre el público masculino como femenino, por encima de deportes como el baloncesto o el tenis. Pero, ¿qué tiene el pádel que una vez que empiezas no puedes parar?
La primera vez que me enfrenté a una clase de pádel (lo confieso, me acabé apuntando con mi hijo a clases particulares) la pelota pasó más tiempo en el suelo que atravesando la red de un lado a otro. Sin embargo, cuando llegué a casa y mientras veía la televisión, solo pensaba en mi siguiente clase.
Así, poco a poco fueron pasando los días y mis voleas, saques y reveses iban mejorando considerablemente. Las clases no tardaron mucho tiempo en dar sus frutos y al poco empecé a quedar con amigos para jugar “partidillos”. Me encontraba cómoda practicando un deporte que no me exigía una excelente forma física y que me permitía conocer gente y pasármelo bien con mi familia. Cada vez los partidos se me hacían más cortos y cuando llegaba el siguiente grupo para utilizar la pista de pádel pensaba que era imposible que hubiese pasado tan pronto la hora y media de partido.
Una de las grandes ventajas que tenemos en España es que cada vez más polideportivos, e incluso colegios, cuentan con pistas de pádel en sus instalaciones. Además, podemos encontrar pistas en muchas urbanizaciones y sitios públicos, lo que ha facilitado el acceso de todo tipo de público a un deporte que hace años se consideraba de gente “VIP”. Muchas de estas instalaciones son de acceso gratuito o se pueden utilizar por pequeñas cantidades de dinero y nos garantizan, como mínimo, una hora y media de diversión.
Lo admito, estaba equivocada. El pádel es un deporte que engancha y que es accesible a todo tipo de públicos y bolsillos: con una pala y un calzado adecuado para evitar lesiones podemos iniciarnos en este mundo y conseguir buenos resultados en poco tiempo.
Mi siguiente reto: perfeccionar mi golpe de bandeja.